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Son feos, calvos y les gusta la carne muerta. En Gredos los tenemos Negros, Leonados y ocasionalmente algún Quebrantahuesos que nos visita en los días de verano. Estas peculiares aves que surcan nuestros cielos están llenas de curiosidades, como la razón de su cabeza pelada. Los buitres cumplen una función vital en el ecosistema y aunque son duros de pelar, están en peligro de extinción y arrastran una inmerecida mala reputación que trataremos de reparar desmontando los muchos mitos que planean sobre ellos. En el Hide (escondite) de rapaces del Hostal Almanzor, en Navarredonda de Gredos, puedes verlos de cerca.
Cuando una persona es avariciosa, egoísta y saca provecho de la debilidad ajena, se dice que es un buitre. Mala carta de presentación para el pobre bicho a quien este simbolismo negativo acompaña de por vida. Su asociación con la muerte, la podredumbre y la suciedad no ayuda, la verdad. Y por si fuera poco los recientes “fondos buitre” no han hecho sino echar más leña al fuego del carácter peyorativo de su nombre.
Sin embargo, es una fama inmerecida y en muchos casos sustentada en falsedades. De hecho no siempre ha sido así, por ejemplo en el Egipto de los faraones los buitres simbolizaban el amor de los padres a los hijos, el año, el cielo y el conocimiento venidero. En la cultura celtíbera les utilizaban como homenaje a los guerreros caídos en combate, que eran depositados a cielo abierto y si los buitres descendían sobre ellos significaba que los dioses los habían enviado para devorar sus almas y que llegaran pronto al cielo.
En el judaísmo, sin embargo, eran considerados animales impuros, prohibidos por Dios para su consumo. Y parece ser que, quizás por nuestra educación judeo cristiana, ésta ha sido la teoría que ha llegado a nuestros días.
Una mala prensa injusta sustentada en algunos “mitos” que trataremos de desmontar, son los siguientes:
1) ¡Los buitres son feos!
Bueno, para gusto los colores. Objetivamente los buitres son aves de gran tamaño (pueden llegar a medir 2 metros y a pesar 10 kilos). Tienen la cabeza y el cuello sin plumas cubiertos de excreciencias carnosas o de ralo plumón. Tienen cola pequeña, pico en forma de gancho, plumaje pardo y poco vistoso, garras poderosas y buena visión. Vale, es cierto que no son un modelo de belleza, pero no lo es menos que a nadie dejan indiferente, son originales, imponentes y majestuosos.
2) ¡ Los buites son sucios!
Parece lógico en un ave de rapiña carroñero, es decir que se alimenta de animales muertos y enfermos, y se mueve con alegría entre vísceras, intestinos y putrefacción. Sin embargo, no lo es. Tienen algunos hábitos y características que pueden parecer asquerosos para los humanos como que se orinan encima y vomitan pero esto forman parte de su propia naturaleza para sobrevivir.
– Es cierto que vomitan, pero solo cuando les persiguen para aligerar así su peso corporal y huir más rápido de sus enemigos.
– Es cierto que se mean encima pero es porque no sudan, al no tener glándulas sudoríparas, y se orinan las patas para refrescarse en días calurosos , ayudando con ello a matar las bacterias que acumulan al subirse sobre animales muertos.
– Además, son calvos por una cuestión de higiene. Mientras se alimentan, los buitres meten la cabeza y el cuello en los cadáveres putrefactos, incluso por el ano, para llegar a los intestinos, y arrancar fácilmente los trozos de carne. Si tuvieran plumas se les ensuciarían tanto que se contaminarían. Por eso, para mantenerse limpios la naturaleza les ha hecho implumes en esas partes de su cuerpo pues la piel desplumada evita que las bacterias proliferen pues mueren antes por deshidratación o por la acción de los rayos UV.
3) ¡Los buitres son ansiosos y egoistas!
Cuando alguien es egoísta se dice de él que es un buitre, sin embargo, nada más lejos de la realidad. Los buitres son una especie sedentaria en general y de comportamiento gregario, es decir son sociales, todo lo hacen en grupo incluso comer y dormir, y suelen formar colonias cerca de los acantilados, en bosques de pinos o en las paredes de roca, donde habitan.
Además, es frecuente verlos compartir las piezas muertas con otros animales como grajos, urracas, cuervos, zorros, y milanos. De hecho, las urracas suelen ser las primeras en llegar a los cadáveres y por sus movimientos y sonidos avisan a los buitres del botín carnal que los aguarda. Es cierto que los buitres no esperan por generosidad sino a veces por necesidad. Sus picos y patas son tan frágiles que a veces no tienen suficiente fuerza para romper la carne, por ello cuando encuentran una presa, deben esperar a que lleguen otros carroñeros más hábiles que rompan la piel que ellos no pueden romper.
No es cierto tampoco que sean egoístas, de hecho los buitres son un ejemplo de generosa vida en común. Son unos padres ejemplares y un modelo de reparto de las tareas “domésticas” entre ambos sexos. Los huevos son protegidos e incubados tanto por el padre como por la madre y cuando eclosionan (después de 43 días) son cuidados por ambos progenitores, que permanecen junto a ellos entre 4 meses y un año y se alternan en la búsqueda de alimento y el cuidado de sus retoños.
4) ¡Los buitres, como el Coco, se llevan a los niños!
Es un mito extendido que los buitres caen en picado sobre sus presas, incluso pequeños animales vivos y niños y se los llevan entre las patas. Aunque quisieran, no podrían. Sus patas son romas, parecidas a la de las gallinas, pero mucho más fuertes y con uñas más largas, pero sus garras son planas y no tienen los dedos de las patas retráctiles, como otras aves de presa, lo que dificulta enormemente la captura de un animal o persona en movimiento aunque sea pequeño. Por lo que es impensable que se lleven niños, por muy mal que se porten (ja, ja, ja).
5) ¡Los buitres atacan al ganado sano!
Son aves carroñeras carnívoras, es decir su alimentación se reduce exclusivamente a carne de animales que ya están muertos o a los restos de las presas de otros animales. Es verdad que si un buitre localiza una gallina o un conejo, que estén enfermos y casi inmóviles, probablemente bajará a comérselos, pero es raro que ataquen a presas tan pequeñas. Por lo tanto es otro mito que atacan al ganado sano, quizás se han dado algunos casos en circunstancias excepcionales de necesidad, pero tampoco los humanos estaríamos “libres de pecado” en ese aspecto, ¿o sí?.
6) ¡Los buitres esperan impacientes la muerte ajena!
La imagen de los buitres, como la de los cuervos, suele estar asociada con la muerte y por ello se consideran pájaros de mal agüero. También se dice que estos carroñeros alados invocan la muerte y aguardan impacientes planeando a que sus víctimas “estiren la pata”. La realidad es que gracias a su prodigiosa vista, y no a su olfato, localizan la carroña a gran distancia y en cuanto ven que el animal ha muerto bajan para que ningún otro se lo arrebate. No lo hacen demasiado rápido, es cierto, pero porque no pueden, ya que aunque son auténticos maestros del planeo son algo torpes a la hora de aterrizar y levantar el vuelo. La amplitud de sus alas les permite aprovechar las corrientes térmicas para poder volar en círculos mientras esperan que su presa caiga muerta.
7) ¡ Los buitres transmiten enfermedades!
Los buitres suelen verse alrededor de los pueblos y ciudades, merodeando en la basura, en torno a mataderos y, en definitiva en sitios donde puede haber algo de carne muerta. Y es que cuando un ser vivo muere cientos de microorganismos dan cuenta de sus restos y favorecen la descomposición del cuerpo, un espectáculo dantesco y un olor que haría vomitar al mismísimo Chicote.
Sin embargo, los buitres son capaces de comérsela por muy putrefacta que esté, incluso carne que contiene Antrax, cólera o botulismo, sin que esto tenga ningún efecto pernicioso sobre su salud. Los jugos de su estómago son tan ácidos y su nivel de pdh tan bajo que destruye las bacterias y la carne podrida se descompone antes de entrar en el intestino del buitre. Vamos, que estos necrófagos alados tienen una salud de hierro y una tolerancia hacia bacterias que mataría al más pintado.
Pero no solo es falso que transmitan enfermedades, sino que estas rapaces son fundamentales para limpiar la tierra de animales muertos que podrían hacer enfermar y matar a personas y animales. Su papel en la naturaleza y en el mantenimiento de los ecosistemas es crucial: limpiar y hacer desaparecer la carne portadora de enfermedades. ¡Casi nada!
8) ¡Solo el tiempo mata a los buitres!
Estas rapaces viven de 10 a 30 años (depende de la especie y hay 23 tipos) y a pesar de la importante función que realizan en el medio ambiente y de que son duros de pelar, por su inmunidad a casi cualquier toxina y enfermedad, están en peligro de extinción a causa de los humanos.
La falta de comida debido a los cambios en la gestión de carroñas, basureros y muladares; el impacto de nuevas infraestructuras como los parques eólicos y, sobre todo el repunte del uso del veneno proyecta una sombra de incertidumbre sobre la supervivencia de estas aves tan grande como sus alas abiertas. El empleo masivo del diclofenaco, un analgésico usado para tratar las inflamaciones del ganado vacuno, ha resultado letal para la salud del buitre ya que le provoca un fallo renal, causándole la muerte por gota visceral.
El uso veterinario de este “talón de Aquiles” de los buitres ha ocasionado la muerte de más de 40 millones de ejemplares de buitres en Asia, llegando al 99% en algunos países. A pesar de su prohibición en diversos países, en el año 2013 el Estado español aprobó su uso en bovino y porcino enfermo, lo cual implica un enorme peligro potencial para nuestras rapaces.
Los buitres son aves silenciosas, excepto cuando luchan por la carroña o por un buen dormidero, y ya que no tienen voz para defenderse han sido muchos los que la han alzado en su nombre para evitar su extinción y la catástrofe medioambiental que supondría su desaparición. A esas voces me sumo para reclamar para ellos un lugar privilegiado en nuestro cielo.
Y a estas voces se suman también los dueños del Hostal Almanzor de Navarredonda de Gredos: Luis Alfonso Apausa y Loli Veneros, que gracias al hide (escondite) de rapaces que han construido en su hotel contribuyen a que la gente conozca mejor a estas rapaces, las respete, aprecie y luche por evitar que desaparezcan.
Eva Veneros.
Casa del Altozano. Base de Polaris