La fiesta celta de Halloween, exportada a todo el mundo por los americanos, ha sustituido en Gredos Norte a otra celebración de origen celta, la «Calvotá».
Un calvote es otra nombre para denominar una castaña. Así era al menos como se llamaban aquí hace años. La noche previa al día de Todos los Santos, siguiendo al parecer una tradición celta, en estos pueblos se celebraba la Calvotá. La fiesta consistía en que los jóvenes y niños se iban a los cerros cercanos y hacían una gran lumbre en la que asaban castañas y se divertían alrededor de la hoguera.
En esta costumbre había una mezcla de lo religioso y lo profano ya que está relacionada con el culto a los muertos en un momento en el que la castaña era un importante sustento de la población.
Además, a la celebración religiosa se sumaba el inicio de la época de las matanzas o sacrificio de los cerdos, con los cuales se proveía a las casas de las viandas básicas para abastecer las despensas durante el año (moragas, chorizos, tocinos, jamones, etc).
Por ello, en algunos pueblos abulenses, sobre todo en el valle del Tietar, el nombre de Calvotá se sustituye por «moragá», en referencia al «morago» o carne del cerdo recién salida del fuego. Durante las “matanzas” este rito pagano adquirió una especial relevancia, ya que tras el sacrificio del cerdo, los rescoldos (brasas) de la lumbre eran aprovechados para asar las castañas. En algunos pueblos al llegar la noche, los vecinos retornaban a sus casas con las caras manchadas de negro con los tizones sobrantes de las hogueras.
Trucos, tratos y fantasmas
Por suerte o por desgracia hoy en día esta tradición de origen celta se ha perdido en la cara norte de Gredos y los vecinos celebran Hallowen, otro ritual celta denominado Samhain , que festejaba durante 3 días, el fin de verano y la llegada de los días cortos y fríos del otoño.
Aunque los americanos lo han dado a conocer en todo el mundo, sus raíces no están realmente en Estados Unidos, sino el en Reino Unido. Su nombre proviene de una frase inglesa «All Hallows’ Eve», o víspera de todos los santos. Durante la Gran Hambruna (1845-49) en Irlanda, que entonces era parte del Reino Unido, más de un millón de personas emigró a Estados Unidos y se llevaron consigo esta tradición. Desde entonces la fiesta ha ido cambiando y exportándose a todos los rincones del mundo, con el correspondiente toque mercantilista americano (calabazas, caramelos, disfraces, tartas, black friday, etc.) alterándose incluso su sentido original.
Aquí por ejemplo en Navarredonda, y Barajas, del rito celta de la “calvotá”no queda nada. La única celebración de estos días, además de la fiesta religiosa de visitar los cementerios, será una fiesta de disfraces infantiles y una merienda solidaria a favor de la Asociación de Alzheimer de Ávila, concretamente el día 3 a las 6 de la tarde. Al menos será a favor de una buena causa.
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